(Artículo publicado en el diario El Comercio) Encarnación, Yaneth, María, Sofía, Marta… Son algunos de los nombres de las 649 mujeres que han sido asesinadas en España en la última década a manos de otros tantos hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental. Este escalofriante dato supone una media de casi setenta homicidios cada año, desde que en 2003 se empezaron a contabilizar estos crímenes en nuestro país.
Hoy celebramos el Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género. El objetivo es concienciar a la sociedad sobre las situaciones de desigualdad y discriminación que aún en pleno siglo XXI siguen viviendo las mujeres en todo el mundo.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2012 fueron asesinadas 54 mujeres debido a actos de violencia de género. En este año que ahora toca a su fin, 44 mujeres han sido asesinadas, cinco de ellas menores.
Los malos tratos no distinguen de edad, categoría social, situación laboral ni educación. Es la mayor expresión de abuso y de desigualdad. Una situación que afecta a miles de mujeres y supone un atentado contra el más elemental de los derechos: el derecho a la vida.
A pesar de que existe una mayor sensibilidad social y de los esfuerzos importantes que se están haciendo para dar una respuesta eficaz contra esta lacra, las estadísticas y la realidad nos recuerdan que todavía queda camino para erradicar todas aquellas conductas cargadas de falta de respeto a los derechos fundamentales. Todo es poco. Aún es necesaria una mayor coordinación entre administraciones y una labor educativa de primer orden que implique no solo a los centros docentes, sino también al núcleo familiar.
Desde el Gobierno del Partido Popular se trabaja en la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres, un documento que recoge 260 medidas y pretende apuntalar actuaciones en los campos de la prevención, la detección de malos tratos, la sensibilización, la atención personalizada, la coordinación administrativa e institucional y la asistencia a los grupos más vulnerables, en especial los menores y las mujeres inmigrantes, mayores, con discapacidad o residentes en núcleos rurales. Este programa, aprobado el pasado verano, tiene como eje un plan personalizado para las víctimas y dispone de los recursos necesarios para que salgan del infierno en el que viven.
Hoy no estarán con nosotros ni Encarnación, ni Yaneth, ni María, ni Sofía, ni Marta, ni tantas otras víctimas de la violencia de género… Pero sí están otras muchas mujeres que aún viven con miedo, y que deben saber que no están solas, que estamos con ellas.
Ángeles Fernández-Ahúja
Presidenta de la Junta Local del Partido Popular de Gijón y diputada nacional