Artículo de Jorge Pañeda en MiGijón.com
El 31 de Agosto de 2012 me llama mi amigo periodista Juan Ahúja para invitarme a una de las tertulias habituales de radio en El Cruce. El día 3 -me dice- será una edición especial porque viene Luis Morán, el héroe de ascenso y el que evitó el descenso del Sporting en 2009, y el oro olímpico en vela Ángela Pumariega. “Cuenta conmigo”, le contesté.
Ese lunes la tertulia fue de lo más animado, con anécdotas futboleras de ascensos y descensos de todo tipo hasta que intervino la medallista olímpica Pumariega.
Antes de entrar en detalles sobre el oro y a las preguntas de los tertulianos, nos contó el sacrificio y la exigente disciplina que conlleva llegar hasta allí después de cuatro años (entrenamientos, viajes, frío, dolor físico…). Ya en detalle habló de la regata del oro, su lucha contra la favorita Australia (gran dominadora en esa categoría), el esfuerzo y la inmensa alegría final.
No faltó mi pregunta sobre lo que todos vimos en la tele el día de la medalla: “¿Quién paró el barco cuando os tirasteis al agua al cruzar la meta?”.
Llegaron las preguntas sobre la presea, su peso, medidas, qué pone, etc.. Nadie podría imaginar, para nuestro asombro, que sacase la medalla de oro allí mismo. Al final quedamos todos con la boca abierta y alucinados ante su humildad y sencillez.
El resto os imagináis, las fotos de Ángela y su medalla con todo el mundo que se le acercaba, tertulianos, camareros, niños… Maravilloso. Como también fue conocer a esa persona amable, que con una sonrisa nos cautivó a todos.
Volví a ver esa medalla varias veces en las charlas en las que iba invitada, en las que siempre sorprendía a niños y adultos al final de cada intervención sacándola de su bolsillo trasero y haciéndose fotos con todo el que se lo pedía. Como anécdota, en una de nuestras visitas nos paró Ánder Azcárate para hacerse una foto con ella, tuve el honor de hacer esa foto, yo también quiero una con Ánder, con Ángela ya la tengo.
Tiempo después nos encontrábamos en los aeropuertos y hablábamos de Gijón porque siempre coincidía que si uno iba el otro venia. Una de las veces, y por mi dedicación al deporte desde el Patronato Deportivo, me interesé por el tema de la vela en Gijón y me contó la escasez de ayudas y trabas para realizar su deporte en nuestra ciudad y las facilidades de otras regiones limítrofes como Galicia o Cantabria. A pesar de ello sus éxitos deportivos seguían llegando.
Ya con Ángela de concejala en 2019 recibí su llamada para seguir formando parte del Patronato en el que ella estaría comprometida como concejala y deportista.
Alli empezó nuestro maratón de visitas y llamadas. Maratones de visitas a clubes, asociaciones y federaciones para interesarse por su situación, muchas horas de coche y fines de semana juntos desde la mañana a la noche con días de 4 y 5 actos, partidos o reuniones.
En esas jornadas de coche, entre visita y visita, le preguntaba cosas sobre su deporte y me relataba la dureza y resistencia necesaria los días de fuerte viento cuando el mar golpeaba el barco, cómo machacaba el cuerpo y la paciencia necesaria y mente fría para los angustiosos días sin viento.
Entre esas tantas llamadas recibí la más importantes que una persona con vocación de servir podría tener, la llamada de Ángela para que siguiese trabajando junto a ella, de número dos de su candidatura. “Será un honor seguir trabajando a tu lado y espero estar a la altura, le contesté”. Ahora se acerca el momento de ese nuevo reto, el de unas elecciones que decidirán el gobierno de nuestra ciudad. Sé que Ángela lo afronta igual que aquella final olímpica y que tantos otros retos en su vida: con determinación, con esfuerzo y sacrificio, con muchísimo trabajo. Y cuando llegue el éxito, que llegará, Gijón habrá ganado una alcaldesa excepcional.