Durante los tres primeros meses de este año 130 comercios han cerrado sus puertas en Gijón. La crisis económica pasa factura a los propietarios de pequeños negocios que, según el Partido Popular, son los que más sufren el mal momento que esta viviendo la economía. El eje comercial en el que más se está notando la desaceleración es el de la calle Magnus Blikstad, donde ha cerrado el 16,66 por ciento de los 102 negocios existentes en la zona. Si bien hace unos meses los comercios que más sufrían eran los del centro, ahora la crisis se traslada a las calles de Pumarín y El Llano.
La encargada de poner sobre la mesa estos datos ha sido Inmaculada Gallart, concejala del grupo municipal del Partido Popular. «Hemos hablado con los comerciantes y los datos que nos han dado indican que la crisis afecta cada vez más a los comercios de barrio, aquellos que viven exclusivamente de su negocio», explica.
Las cuentas alarman aún más si los datos se extrapolan. Más de diez comercios bajan la persiana cada semana, es decir, más de uno al día. Con estas cifras, los populares aseguran que «vivimos la peor situación desde 1990». «Y lo peor está por venir, para abril se esperan peores datos», advierte Gallart. Un negro panorama que se achaca a la bajada de ventas que ha llegado a situarse en el 22 por ciento en el sector de la moda. «Algunos pequeños empresarios han tenido que alargar en exceso las rebajas hasta hace unos pocos días porque se ven ahogados», señaló la edil popular.
El problema viene de lejos aunque se agrava con el paso del tiempo. Gijón Tiendas ya advirtió en enero de que 99 de sus comercios se habían visto obligados a cerrar sus puertas durante el año 2008.
¿Las soluciones? Las de siempre para los populares. «Seguimos insistiendo en la necesidad de elaboración de un censo de los comercios que existen en la ciudad estructurados por sectores y en la puesta en marcha de un plan integral de formación. No sabemos por qué el gobierno no nos escucha», explica Gallart. Las medidas solicitadas por el PP deben combinarse con una publicidad adecuada y la puesta en marcha de un observatorio permanente del comercio de la ciudad.
Y es que las soluciones que puso sobre la mesa el Partido Socialista no gustan a la oposición. A su juicio la creación de una tarjeta de fidelidad para los negocios incluidos dentro de la Unión de Comerciantes «solo beneficia a algunos». Además la iniciativa ya la habían puesto en marcha muchos comercios «antes de que el Ayuntamiento lo hiciera». Para Gallart el gasto municipal ha sido exagerado: «Cuando la medida funcione a pleno rendimiento tocarán a unos 386 euros por comercio, pero el PP se pregunta ¿qué pasa con los que no están asociados? También ellos necesitan ayudas de otro tipo».