Tras las últimas elecciones vascas ha madurado un discurso propio que le ha convertido en uno de los valores en ascenso del PP, partido que preside en el País Vasco. Antonio Basagoiti (1969) se reunió ayer en Gijón, ciudad a la que se siente ligado por ser nieto de gijonesa y descendiente del pintor Evaristo Valle, con Pilar Fernández Pardo, Fernando Goñi y otros dirigentes populares asturianos. No faltó, claro, a la cita en El Molinón.
-¿Cuáles son las bases del acuerdo con los socialistas para apoyar a Patxi López como lendakari?
-Hay un documento político con dos claves fundamentales: lograr que en el País Vasco haya normalidad, como en Asturias, y que las ideas políticas no te cuesten la vida, es decir, que no se cuestione la vasquidad de unos u otros ciudadanos, y, por otro lado, acabar con el terrorismo. Ahí incluimos un mayor trabajo de la Ertzaintza, una mejora en la educación y prestigiar las leyes. En esa línea, apoyaremos a Patxi López los cuatro años, arrimaremos el hombro y respaldaremos al Gobierno socialista. Y es que estamos en una situación predemocrática, por lo que no cabe mirar los asuntos de partido y sí los generales.
-¿Los pasos que ha dado Patxi López son los que esperaba?
-A él le toca elegir su Gobierno y ejecutar aquello que hemos acordado, y creo que ésa es la línea en la que se va. Además, él tiene que tener un margen de confianza para poder cumplir el espíritu de lo que hemos firmado. Lo van a hacer bien porque saben lo importante que es que el País Vasco logre ser un lugar de convivencia.
-¿La posición de Antonio Basagoiti es entendida por el conjunto del PP vasco o aún hay suspicacias?
-Yo creo que mi posición es absolutamente compartida. Mis votantes me cuentan que brindarán con champán el día 5 (por mañana, martes) por el Gobierno de Patxi López y es que son conscientes de lo necesario que es el cambio en el País Vasco, que llevemos una línea alejada de la exclusión, de la independencia, de la separación o de la de tener miramientos con Batasuna y el mundo de ETA. Mis votantes son conscientes de la necesidad de ese cambio para dar la puntilla al terrorismo, y como son conscientes de esa realidad, pues están de acuerdo con esa propuesta. Cuando acabemos con ETA, y yo creo que se puede acabar, llegará el momento de que discutamos el centro y la izquierda o liberales y progresistas. Ahora estamos en la fase previa, que es la de lograr vivir en paz.
-Quizás en el resto de España se entienda mal ese acuerdo si se pone el foco en la estrategia de Rajoy frente a Zapatero. ¿El País Vasco es una excepción en la política española?
-Es una excepción porque es un territorio donde hay una banda terrorista, se sigue matando al rival político, donde ha habido un Gobierno que no ha hecho lo que debía frente a la falta de libertad y porque hay ciudadanos que no pueden elegir la lengua en la que estudian sus hijos. Todo eso requiere decisiones políticas que igual no son entendidas en el resto del país. Pero yo defiendo que el PSOE y el PP vayamos hacia una dinámica de mayor acuerdo en toda España. La crisis económica, la política internacional y la educación, por ejemplo, son asuntos trascendentales. No quiero ser subjetivo, pero si hay un enfrentamiento tan grande entre mi partido y el PSOE, es porque Zapatero puso encima de la mesa un esquema para destruir al PP. Esperemos que cambie. Me gustaría que el acuerdo del País Vasco sirva para crear otra dinámica en la política española: la del interés general.
-¿Por qué con Patxi López sí y con Zapatero no?
-Porque la situación del País Vasco es predemocrática, insisto, y quiero que ese acuerdo permita abrir puertas. No es que crea que sean muy distintos uno del otro, sino que lo hecho en el País Vasco sirva de ejemplo.
-¿Patxi López encontrará resistencias profundas en la Administración vasca después de treinta años de gobierno del PNV?
-Va a encontrar zancadillas. Y es que el PNV se considera el dueño del país; opina que el PP y el PSOE somos «okupas». Pero creo que saldrá adelante, porque lo que dice la dirección del PNV y sus altos cargos no es lo que piensa la calle. La rabieta del PNV ha servido para que mucha gente piense que no es bueno que el PNV siga gobernando. La gente cambia: en el País Vasco, cuando murió Franco, había muchos franquistas; ahora, en cambio, hay mucha gente del PNV, y cuando todo esto pase, ya veremos…
-¿La crisis abierta por la dimisión de María San Gil está ya cerrada?
-Yo creo que sí. Hubo un congreso en el que salí elegido y unas elecciones que me he currado y en las que, con todo el viento en contra, hemos dejado clara nuestra posición.