Llama poderosamente la atención la contradicción entre los datos continuamente optimistas que anuncia el presidente del Principado y todo el Gobierno regional y la realidad de nuestra economía.
Como muestra basta un botón. Decía Areces, en su intervención en la inauguración de la última edición de la Feria de Muestras, que “Asturias está resistiendo mejor que otras comunidades las etapas más duras de la recesión y mantiene las aspiraciones de recuperar el empleo y actividad las posiciones que teníamos hace poco menos de un año”. Sin embargo, los datos estadísticos y todos los informes y estudios niegan absolutamente esa manifestación.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, la situación económica en Asturias, pese al alborozo del presidente, se presenta dramática. En el pasado año 2009, el Producto Interior Bruto (PIB) de Asturias cayó un 3,7%. Nuestra región soportó una enorme reducción de su actividad industrial, del 17,2%, y una caída en el sector de la construcción del 6,9%, hasta convertirse en la comunidad del noroeste español con mayor deterioro económico.
Llueve sobre mojado. Ya en 2008, según los estudios de las cajas de ahorros (Funcas), Asturias fue la comunidad autónoma española en la que menos creció el PIB. Fue la que tuvo el peor comportamiento en el sector industrial y el menor crecimiento de productividad de todo el país. A todo ello hay que añadir que Asturias es la región con menor tasa de actividad de toda España, con el 51,9%, ocho puntos por debajo de la media nacional.
Areces, el PSOE, gobierna en Asturias desde 1999. ¿Cuál ha sido el crecimiento económico del Principado en todos estos años? Seguimos siendo los últimos. Mientras que el conjunto de la economía española tuvo un crecimiento anual del 2,32% entre los años 2000 y 2009, Asturias se mantuvo alejada de esa cifra, con 2,02%.
El presidente del Principado alardea continuamente de que el PIB per cápita ha mejorado en estos años, pero no explica por qué. La razón obedece a la caída de la población asturiana. España y todas sus comunidades autónomas, menos Asturias, ha visto incrementar su población, al pasar de los 39.927.224 habitantes en 1999 a los 45.929.476 en 2009. La excepcional pérdida continuada de habitantes en Asturias y el consecuente envejecimiento de su población son el resultado, entre otras cuestiones, del escaso atractivo que ofrece nuestra comunidad para asentarse en ella.
Por otra parte, el paro nos golpea con especial crudeza. Asturias es la región española que tiene el mayor número de parados de larga duración: un 42,6%, cuando la media nacional se sitúa en el 34,5%. La crisis en materia de empleo afecta, sobre todo, a los jóvenes asturianos, que son los que tienen los empleos más precarios, caracterizados por su escasa duración y con una menor protección social.
Areces, que parece sufrir un optimismo casi patológico, estudió en Santiago de Compostela, y parece empeñado en hacernos creer que el caballo blanco de Santiago es de otro color. El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, y el realista ajusta las velas. Asturias debe apostar por soltar lastre, cambiar de timonel, buscar nuevos vientos y navegar a todo trapo.
Manuel Pecharromán Sánchez
Vicesecretario de Organización del Partido Popular de Asturias