El militante del Partido Popular de Gijón Gerardo Cendán Álvarez publica hoy, en la edición gijonesa del diario La Nueva España, un artículo sobre David González Medina que, por su interés, reproducimos a continuación.
Una decisión ejemplar
Hoy hará dos semanas que David González Medina anunció que renunciaba a su reelección como presidente del Partido Popular de Gijón. Tras tres meses de intenso trabajo, no fue el cansancio el que hizo mella en su deseo de regenerar el partido, sino el calvario personal que sufrió junto a su familia.
En tres meses su trabajo se tradujo en unos resultados sobresalientes si miramos la premura con la que se afrontaron. En ese tiempo se reunió con más de cincuenta asociaciones y entidades de la ciudad, se pusieron en marcha trece comisiones de estudio con más de cien profesionales y afiliados trabajando en ellas, echó a andar un comité electoral participativo y novedoso, se perfiló la estructura del programa electoral del Partido Popular de Gijón, se crearon seis juntas de distrito para acercar el partido a los barrios y zonas de nuestra ciudad… Un quehacer incansable que le hacía llegar el primero a la sede y marcharse de ella el último, cuando ya era noche cerrada, tras una larga jornada de, a veces, más de doce horas de trabajo. David fue un presidente ejemplar en el trabajo y el resto seguíamos su ejemplo de dedicación e ilusión.
También bajo su mandato se conformó un equipo que seguirá arrimando el hombro por Gijón bajo la nueva dirección que encabeza nuestro nuevo presidente, Mariano Marín. David nunca tuvo miedo a que entraran los mejores y predicó con ese ejemplo. Rara era la vez que, cuando le presentabas a alguna persona, no se interesase por su perfil académico y laboral, intentando destapar nuevos talentos para nuestro partido. Nunca se cerró a nada y nunca dijo que no a una buena idea. Impulsó todo lo bueno en este partido, desde las Nuevas Generaciones de donde salió hasta la Asociación de Mayores. Él venía a sumar a gente al proyecto común, no a su proyecto, y prueba de ello es que esa gente seguimos hoy al pie del cañón con el mismo ánimo de construir partido.
A David le cayeron palos de todos los colores no por su pasado, sino por su futuro. Nunca nadie le ha contestado en el plano político porque todos sabían que en ese campo, el que verdaderamente importa, llevaban las de perder. Con un discurso directo logró convencer a muchos en muy poco tiempo, todo un peligro para aquellos que vieron amenazado un concepto del servicio a los ciudadanos basado en aferrarse al sillón para mantener las prebendas y comodidades de la vieja política.
Frente a oscuras filtraciones sobre su vida privada, que la justicia decidirá si sobrepasaron la legalidad, respondió dando la cara como ninguno de los que le han criticado supo hacer nunca. Tuvo que soportar un ejercicio de cinismo por parte de algunas personas que también hizo que admirásemos su paciencia y aguante. Algunas personas de dudosa ejemplaridad en su vida privada pusieran el grito en el cielo por un error de hace 11 años y mintieron descaradamente sobre ese hecho aislado, magnificándolo y exagerándolo con el único objetivo de hacerle daño a él, a su imagen y a su familia. Por cierto, esas personas eran conocedoras de esa historia desde el primer día que entró en Nuevas Generaciones porque él la contó y todos lo tildaron como «una chiquillada» o «una tontería sin importancia». Repito, la hipocresía que tuvo que soportar fue infinita.
Ante todo ello siempre nos decía: «nosotros a lo nuestro, a trabajar». Personalmente, espero que David siga siendo una persona esencial en el futuro de nuestro partido. Creemos firmemente en el camino que ha diseñado y que a todos nosotros nos toca continuar, porque creemos en su manera de entender la política. La mejor noticia de todas ha sido saber que no le han tumbado, que simplemente se ha replanteado sus opciones, y que seguirá al pie del cañón defendiendo las cosas en las que cree.
De su decisión, personal, hemos aprendido que se puede renunciar y reescribir tus posibilidades, que hay personas que no creen en que comulgar con ruedas de molino sea la única vía para un futuro político. Otros no han aprendido nada. David siempre ha creído en el trabajo, y ese mismo trabajo será el que lo lleve de nuevo a la primera línea política, por constancia y por justicia de una vida dedicada al Partido Popular.