Amalia López Bobo, miembro de la Junta Local del Partido Popular de Gijón, ha publicado un artículo en el diario EL COMERCIO, que reproducimos a continuación:
UN COMPROMISO DE TODOS
Acudir a un centro como el Ángel de la Guarda de Castiello es una experiencia que marca. La calidad de vida y las necesidades de las personas afectadas por una parálisis cerebral, así como la de sus familias, es un asunto que requiere una especial implicación por parte de la sociedad. Como miembro de la Junta Local del Partido Popular de Gijón, acudí junto a otros compañeros y concejales a conocer de primera mano el proyecto, la problemática y las necesidades concretas del centro. Y, efectivamente, pudimos constatar la importante labor que se está desarrollando, así como la implicación que, más allá de lo estrictamente laboral, lleva a cabo todo el personal.
El Centro Ángel de la Guarda pertenece a Aspace, una asociación de ayuda a personas afectadas de parálisis cerebral que está en funcionamiento desde 1971. Una entidad sin ánimo de lucro y declarada de utilidad pública que mantiene un concierto con la Consejería de Educación. También se nutre de aportaciones de diversas entidades y de particulares, pero, dada la situación de crisis, está acusando un preocupante descenso. La Fundación Aspace cuenta con tres centros, dos educacionales y uno ocupacional. En los educacionales, el ámbito de tratamiento implica una asistencia infantil temprana que posibilita su integración en el medio familiar, escolar, social y de desarrollo de su autonomía personal, por medio de fisioterapia, logopedia y estimulación psicomotriz, sin olvidar el apoyo médico y el de sus familias. El centro ocupacional va dirigido a adultos que han finalizado su etapa de escolarización y busca favorecer su integración y autonomía.
Pero la red de asistencia y trabajo no acaba ahí. Aparte de los centros mencionados, existe en Cabueñes una residencia de veinticinco plazas para personas que no pueden vivir en el marco familiar (una visita que quedó pendiente y comprometida). Asimismo, en nuestra visita al centro pudimos conocer con detalle la labor que se desarrolla en el día a día, en el comedor, en la sala de estimulación multisensorial (dotada de todo tipo de luces y colores) o en las aulas y talleres donde se realizan dulces, trabajos de marquetería y cestería, que venden posteriormente en mercadillos, así como la sala de ordenadores adaptados.
Una labor dura y gratificante a la vez, que se ve recompensada a diario con los pequeños y grandes avances de cada uno, pero que también se nutre del reconocimiento exterior, como el Premio Nacional que recibió en 2012 por su proyecto para adaptar cuentos a personas con distinta afectación de parálisis cerebral, gracias a las nuevas tecnologías. Un galardón que llena de orgullo a sus miembros.
En definitiva, en nuestra visita al Ángel de la Guarda pudimos constatar de cerca la enorme potencia de su proyecto diario, pero, por supuesto, nos quedamos con sus necesidades, que, si bien son muchas, en lo más inmediato se centran en la urgencia de cambiar el tejado por los graves problemas de ventilación que genera. Una urgencia tangible que ha de ser solventada.
Por esa razón, aunque son muchos los proyectos de todo tipo que día a día se comprometen a ser llevados a cabo desde el Ayuntamiento, considero que, sin duda, pocos son tan necesarios y urgentes. Por lo que espero y confío que, entre todos, pero especialmente desde la Administración más cercana que nos representa, se impulse y faciliten los medios para resolver, entre otros, ese inmediato asunto del tejado… Para empezar…