(Artículo del portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Gijón, Manuel Pecharromán, publicado en La Nueva España). Desde el inicio de la democracia hasta mayo de 2011 gobernó en la ciudad el PSOE, y los últimos planes se aprobaron sin consenso político y social. Ello conllevó que el Plan General de Ordenación (PGO) de 2005, el ‘plan Morales’, fuera anulado por los tribunales. La siguiente planificación de los responsables socialistas, el ‘plan Sanjurjo’ también fue anulado en febrero de 2013. A estas alturas todos sabemos que las políticas de urbanismo del PSOE fueron un completo desastre para nuestro municipio.
En mayo de 2011, se inició una nueva etapa con el gobierno de Foro. Había expectativas de cambio, que se desvanecieron pronto. La gestión del urbanismo gijonés ha sido un claro ejemplo de ello. Tenemos un sector económico paralizado y un gobierno que no responde.
El anuncio sobre largos plazos para el nuevo Plan General de Ordenación supone un jarro de agua fría a las posibilidades de inversión en nuestro municipio. El gobierno local retrasó un año la contratación del equipo redactor del PGO; luego aseguran que “no hay quien calcule el tiempo para que Gijón tenga un nuevo Plan General” y ahora se confirma que la aprobación definitiva tendrá que ser asumida por un nuevo gobierno. Es evidente que Foro nunca tuvo prisa por devolver la normalidad al urbanismo.
En el Partido Popular sostuvimos desde el inicio que el consenso y la celeridad debían ser criterios fundamentales para desarrollar el nuevo plan. Ni consenso ni celeridad. Al contrario, el gobierno local ha gestionado la anulación del PGO con parsimonia y en solitario.
Gijón está ahora peor que hace un año, sin seguridad jurídica, sin sombra de grúas y sin plazos para recuperar la normalidad. Esta falta de plazos para el nuevo PGO desanima el desarrollo económico y aleja la posibilidad de prontas inversiones en la ciudad. Y lo que es peor, el gobierno no ofrece alternativas que ilusionen y generen confianza y dinamismo.
Desde el Partido Popular venimos realizando infinidad de propuestas, pero en todo caso es necesario un nuevo planeamiento en el ámbito urbanístico de la ciudad, que dé seguridad jurídica y un diseño claro de cómo se desarrollará Gijón en los próximos años.
Entre las iniciativas que fue recogida en nuestros sucesivos programas electorales figura la ampliación del paseo del Muro y el soterramiento del tráfico, un proyecto que estos días vuelve a ser actualidad. Es cierto que se ha creado una gran barrera de tráfico entre el paseo y el casco urbano, que debería reducirse, asegurando un ensanchamiento del paseo que permita mejores servicios y una mayor permeabilidad con la trama urbana. Además, el Piles-Rinconín es, sin duda, uno de los ámbitos con mayor proyección de la ciudad pendiente de desarrollo, que debe ser estudiado minuciosamente y dotado de equipamientos de calidad integrados en un entorno privilegiado.
La recuperación y ampliación de la fachada marítima es otra de las áreas de oportunidad del desarrollo urbanístico de nuestro municipio. Al igual que supieron hacer otras ciudades, como Barcelona, Gijón debería ampliar su fachada marítima hacia la zona oeste de la ciudad, creando ahí un espacio residencial y terciario de altos estándares.
La Milla del Conocimiento y el Parque Científico y Tecnológico es, asimismo, otra área que debe aprovecharse y ampliarse para configurar un óptimo ecosistema de innovación y emprendimiento al compartir espacios y colaborar la Administración, la Universidad y la empresa privada.
Analizando el desarrollo urbanístico de nuestro municipio observamos que es preciso intervenir en las áreas de núcleos exteriores edificadas en los años 50, como Tremañes, Roces o El Musel-Jove, un trabajo que ya se ha iniciado, pero sin una clara visión de conjunto.
Hay otras zonas nuevas de la ciudad que necesitan también mejorar su equipamiento e infraestructura. Me refiero, por ejemplo, a Nuevo Roces, donde no existe, hasta la fecha, ningún centro educativo ni sanitario y donde es necesario mejorar la comunicación e integración con el resto de la trama urbana.
La rehabilitación, regeneración y renovación urbana supone, asimismo, una gran oportunidad de reformar la ciudad, contribuyendo a la reducción del consumo energético y a la generación de nuevos espacios urbanos de calidad.
En definitiva, el Partido Popular defiende un modelo de ciudad que estire el tejido urbano, dé continuidad a la ciudad ya consolidada, facilite la rentabilidad de los desarrollos urbanísticos y la actividad constructiva, y contribuya al desarrollo económico.
Otra forma de hacer política es posible. Hace falta visión, creatividad y capacidad.