- Articulo de Ánegeles Fernández-Ahúja, diputada nacional del Partido Popular, publicado en el diario EL COMERCIO.
Los separatistas quieren desconectar. Deshacer de forma aséptica el cordón umbilical con España. La elección de semejante vocablo no es casual. En la desconexión no hay componente emocional alguno; se corta el «cable» sin más. Por el contrario, en la ruptura, en la separación, aflora siempre la vertiente afectiva o sentimental. A juzgar por los acontecimientos, no es el caso. Quinientos años de historia no valen siquiera un par de minutos de cordura, de reflexión serena; de lagrima limpiada al segundo en el escaño respectivo mientras la CUP paladea la humillación de un Mas víctima de su propia trampa.
A estas alturas es obvio quienes desde hace tiempo han ido levantando interesadamente el «muro» del rencor a España. «Muro» de solidez idónea para tapar «vergüenzas» pero que ha permitido insuflar en parte de la sociedad catalana cierto sentimiento de rechazo a la unidad de España como nación hasta el punto de erigir en protagonistas de la llamada desconexión a los radicales de la CUP. Sólo el cumplimiento de la ley, activando los mecanismos que la misma ofrece en garantía del Estado de Derecho, y todo ello aderezado de habilidad prudente, puede socavar un «muro» construido a conciencia y con los objetivos muy claros.
Y mientras Mas se consolida como el «burlador» «burlado», el conjunto de formaciones políticas van diseñando estrategia y programa de cara a los comicios del 20-D. Pedro Sánchez sigue deshojando la margarita del pacto en una exhibición de incoherencia discursiva sin parangón: a las nueve horas filtrea con Ciudadanos; a las nueve y cinco con Podemos, que en un santiamén se ha transformado en un partido moderado y nada populista. La «cosa» tiene su «gracia»; como si el populismo podemita fuera de»quita y pon» y los pactos de Mayo contra el Partido Popular fueran papel mojado. En realidad, lo que le pasa a Sánchez es muy sencillo: las «aguas» de Ferraz- y no digamos las del Guadalquivir-bajan agitadas y la espada de Damocles cierne sobre su cabeza.
En cuanto a Ciudadanos, ofrece una visión demasiado rupturista y superficial del régimen constitucional; bien por desconocimiento; bien por simple oportunismo. Y es que siempre resulta más sencillo suprimir que mejorar.
Por cierto, de disparate perpetrado con alevosía y nocturnidad merece calificarse lo de la calle La Merced. ¿Por que en esta ocasión no hubo consulta popular?. Lamentable espectáculo.
Ángeles Fernández-Ahúja
Diputada nacional del Partido Popular