Artículo de Sara Álvarez Rouco, presidenta de la Comisión de Servicios Sociales del Partido Popular de Gijón.
Resulta escalofriante. Es posible que en la situación actual casi todos, a titulo personal, tengamos nuestra parte de responsabilidad, pero es imposible entender cómo quien dispone de las atribuciones necesarias para contribuir a paliar las carencias de sus conciudadanos desde una posición privilegiada no arbitre las medidas mínimas exigibles para sacar adelante determinados proyectos de máxima urgencia social.
Desde su llegada a la Alcaldía Foro Asturias ha renunciado a convertirse en un referente en el ámbito de la igualdad y mejora social. Es escandaloso presentar casi como único balance de su legislatura una medida teñida de electoralismo como la que acaban de publicar. Ahora queda por saber si, como todo lo publicitado hasta la fecha, va a quedarse en eso, en un mero proyecto.
Tristemente, es sabida la afición del partido que está al frente del Consistorio por lograr únicamente un solo fin: presentar superávit en sus cuentas. Y eso de qué les sirve a los que cada día necesitan de colaboración y ayuda? Cuando Asturias, y en consecuencia Gijón, como ciudad más poblada de la región, pasa por uno de sus momentos más duros tanto los responsables autonómicos (PSOE) como locales (FAC) han vuelto la espalda a los más necesitados. Los informes de las asociaciones y entidades con fines sociales son demoledores y castigan con dureza una gestión pobre que en los últimos años sólo crece en regresión. Es desilusionante cómo se ha perdido el tiempo. Son muchos los asuntos que requieren atención urgente y desde el Partido Popular no puede hacerse otra cosa, por ahora, que denunciar la oportunidad pérdida por esas formaciones políticas.
Pensamos en las familias en riesgo de exclusión, en las personas sin recursos y sobre todo en los niños. Los niños que cada día que pasa se suman a ese conjunto tan descarnado que llamamos “pobreza infantil”. Todos, repito todos, esperan a diario algo de los políticos gobernantes y no ven nada. Ni siquiera oyen buenas palabras.