No ha sido fácil la obra y todo hace indicar que tras la apertura van a continuar las dificultades. Al menos, la polémica. Entre otras cosas, porque hay quien defiende, como el PP, que el aparcamiento subterráneo que contará con unas 150 plazas, de las que por ahora se han vendido 90 aproximadamente, debería contar con plazas de rotación.
El hecho de que la avenida de Castilla esté ya abierta al tráfico y en la fase última de los trabajos de remodelación no significa que todo el mundo se felicite. Lo hace el PSOE, convencido de que es un proyecto «bueno para los vecinos de la zona y para toda la ciudad», proyecto que es «herencia del equipo anterior, como muchos otros que se pondrán en marcha en los próximos años». Lo dijo el portavoz del grupo municipal, Santiago Martínez Argüelles, satisfecho del final de una obra «larga», admitió, que han «padecido» los residentes y comerciantes de la zona.
Se felicitan en el PP de que la avenida haya sido abierta tras 17 meses de corte total, aunque se mantengan aún unas obras que arrancaron hace ya algo más de dos años. Pero los populares están bastante menos satisfechos que el PSOE. Porque la avenida de Castilla «se inaugura con retraso, sobrecoste y sin estar terminada al 100%», ya que aún hay que concluir el aparcamiento subterráneo y la acera del parque. «Esta es la demostración de la herencia socialista».
En realidad, la intención de intervenir en la vía viene de hace muchos años pero, por unos u otros motivos, siempre quedaba aplazada. Sucedió en 2004 y 2005, cuando no fue posible incluirla en los ‘paquetes’ de obras municipales. Finalmente, fue incluida en el plan de avenidas, anunciado por el anterior equipo de gobierno en 2008, junto con Manuel Llaneza, Pablo Iglesias y Ramón y Cajal. Se encargó un estudio sobre las cuatro vías con la intención de equiparlas con galerías de servicios, carriles bici y aparcamientos.
El primer proyecto fue el de Ramón y Cajal, «que se hizo sin carril bici, sin aparcamiento y sin galería de servicio», recuerda Fernández. Después llegó el de la avenida de Castilla, «una obra que contaba con un presupuesto de unos 10 millones de euros pero que se contrató mediante una convocatoria urgente. Sólo se invitó a tres empresas y sólo una se presentó». Ceyd fue la adjudicataria, pero Fernández lamenta que lo fuera «sin hacer ninguna rebaja en el precio de licitación, ni introducir mejoras en el proyecto». Una vez iniciada la remodelación, el Ayuntamiento adjudicó a la misma empresa la ampliación del puente del Piles. Después llegó la decisión de limitar a una planta el aparcamiento, algo que «cualquier experto puede decir que es antieconómico». Aquel cambio supuso «una doble pérdida para Gijón». La primera, de plazas. La segunda, «económica, porque el Ayuntamiento dejó de ingresar unos 200.000 euros por el canon que la empresa paga por cada plaza». En aquel momento se justificó por la situación económica y del mercado, por lo que la propuesta del PP fue siempre que «hubiera plazas en rotación», algo que también tiene sentido ahora que la demanda sigue siendo insuficiente, alega el concejal. «Con todos esos precedentes, salió lo que salió».
Por su parte, Martínez Argüelles criticó que el gobierno de Foro Asturias «tiene paralizada la ciudad. Todo lo que está en marcha estaba impulsado por el gobierno anterior».