(Artículo publicado en La Nueva España) Se nos fue uno de los más grandes. Gijón siempre ha sido cuna de pintores de renombre, pero son muy pocos los que han protagonizado los cambios históricos: Antonio Suárez ha sido uno de ellos.
Adelantado a su época, fundó el Grupo El Paso, movimiento de procedencia dispar que revolucionó el arte en los años cincuenta y dio sentido a una nueva vanguardia nacional, que se reflejó en su Manifiesto (1957): “Creemos que nuestro arte no será valido mientras no contenga una inquietud coincidente con los signos de la época, realizando una apasionada toma de contacto con las más renovadoras corrientes artísticas. Vamos hacia una plástica revolucionaria que responda históricamente a una actividad universal”.
Este movimiento significó un cambio definitivo en la vida artística de Suárez, fue su gran paso hacia una obra revolucionaria, expresiva, centrada en la emoción de los sentidos y, sobre todo, libre.
Supo conectar con las nuevas tendencias artísticas e intelectuales en París y Madrid, pero Suárez nunca se olvidó de sus raíces, nunca se olvidó de Gijón, y colaboró en infinidad de iniciativas. Su generosidad con nuestra ciudad fue acrecentada por su familia con la importante donación de obra que realizó en 2012. Gijón debe agradecer su altruismo, pero sobre todo cuidar con mimo y poner en valor el importante patrimonio que nos dejó.
Desde su primera exposición en el Gijón de 1947, junto a Joaquín Rubio Camín, ha sido mucho lo hecho y andado por este insigne gijonés. Con su despedida, Antonio Suárez ha vuelto a dar otro paso, el definitivo, pero su legado permanecerá ya siempre entre nosotros, y hoy queremos rendirle homenaje y agradecérselo una vez más.
Manuel Pecharromán
Portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Gijón