(Artículo de la concejala del Grupo Popular Raquel Vega, publicado en El Comercio). Cuando se dice que una persona padece autismo, lo habitual es que lo asociemos con alguien que vive en su mundo, del que no quiere o no sabe salir. Pero la complejidad de los trastornos del espectro autista es difícil de imaginar, hasta que no se hace un acercamiento profundo y se conoce su problemática.
Recientemente, representantes del Partido Popular visitamos la sede gijonesa de la Asociación de Padres y Madres con Autismo (ADANSI), donde conocimos los diferentes grados de autismo que existen y las terapias y cuidados que se aplican en cada caso concreto. Entendimos la importancia de trabajar con cada paciente de forma individualizada, marcándoles sus rutinas diariamente, para hacerles la vida más fácil y para que se sientan mucho más seguros teniendo sus tareas perfectamente organizadas. Todo lo que supone salir de la rutina les desconcierta.
Desde el Partido Popular hemos propuesto que el Ayuntamiento apoye la puesta en marcha de cursos de hipoterapia (terapia con caballos). Los beneficios que les aporta esta actividad son múltiples, mejorando su sociabilidad y comunicación. Está demostrado que las personas con autismo luchan por comunicarse, y los caballos les ayudan a hacerlo. Con la hipoterapia se mejora la comunicación de las personas con autismo, su conducta, sus habilidades motoras, su coordinación y tono muscular. Además, disminuye los niveles de ansiedad y de estrés emocional que suelen manifestarse con alteraciones de conducta variadas, como autolesiones o rabietas.
Las familias de personas con autismo tienen que afrontar muchos gastos en terapeutas, psicólogos, logopedas, fisioterapias, etcétera, y por ello se debe facilitar el acceso a cursos de hipoterapia sin que esta actividad al aire libre represente un nuevo coste económico.
Introducir nuevas actividades es fundamentar para las personas con autismo; ‘dar un respiro’ a esos padres, a esas familias que han tenido que hacer un gran esfuerzo para aceptar esa nueva realidad, vencer ese miedo, esa angustia de no saber cómo será la vida de su hijo a partir del diagnóstico.
Darse cuenta de que no es tu hijo el que tiene que cambiar, entender que eres tú el que debe trabajar al máximo para ayudarle. Ese proceso de aceptación es primordial, y aceptación no es sinónimo de resignación. Para un joven con autismo, lo más importante es la aceptación y el amor de su familia, solo así se sentirá seguro.
Es fundamental que se abandonen viejos mitos y falsas creencias que se mantienen en la actualidad acerca de este trastorno, y para ello es necesario dar a conocer el autismo a la sociedad.
Desde las administraciones públicas se debe trabajar para que sea la sociedad la que se adapte a las dificultades de todas estas personas con discapacidad, y no ellas a la sociedad. Estamos hablando de personas con dificultades de comunicación verbal y eso significa que debemos acercarnos a ellas sin perjuicios. Hay que esforzarse por escucharles y trabajar para que se tengan presentes sus derechos.
Raquel Vega Castro, concejala del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Gijón