(R. M. / EL COMERCIO) La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha recuperado la planificación que tenía el Ejecutivo de José María Aznar sobre las líneas de alta velocidad para asturianas. En la programación de su departamento vuelven así a tener vida la idea de un AVE que atraviesa la variante de Pajares, sigue hasta Oviedo, y se bifurca en sentido Gijón pero también cuenta con vía para llegar a Avilés. La sucesora de José Blanco recupera así mismo la pretensión de un AVE Cantábrico que principia en La Coruña, sigue por la costa asturiana, continúa en Santander, y termina en Bilbao.
Todas estas novedades las desplegó Pastor ayer a lo largo de una maratoniana jornada que comenzó en el Congreso de los Diputados. Allí indicó sobre la línea con Madrid que «nuestro compromiso es que el AVE llegue a Asturias y, además, pagar los 3.752 millones que faltan». Durante la sesión plenaria detalló que de esa suma, 495 millones corresponden a la inversión aún pendiente en la variante de Pajares. Fuentes ministeriales confirmaron luego a EL COMERCIO que la promesa incluye también los 2.033 millones en los que el departamento estima ahora el último tramo de la línea de alta velocidad, correspondiente a Pola de Lena-Gijón. Los 1.224 millones restantes permitirían liquidar las obras que se están ultimando entre Valladolid y León y las que han de continuar de ahí a La Robla.
La intervención de la ministra fue reclamada por el diputado socialista Antonio Trevín, quien urgió aclarar «cuándo va a ponerse en funcionamiento la variante de Pajares», agregando que si hay voluntad, el hito puede alcanzarse en 2012 ó 2013 a más tardar. Pastor eludió meterse en fechas pero indicó que «de esos 3.752 millones de euros lo que le puedo decir es que los vamos a pagar, porque para nosotros es fundamental. Y lo que voy a hacer como ministra es trabajar por los asturianos y no hablar, hablar y no dar trigo, como ustedes».
Pastor lamentó que ocho años después del inicio de las obras, la variante tenga «varios tramos del túnel y del resto de la vía que llegará a Asturias con la plataforma todavía sin ejecutar». Además, subrayó que los socialistas «licitaron el balasto, esto es, la piedra que se pone debajo de la vía, y también licitaron el carril, pero tenían pendiente de licitar las traviesas y, que yo sepa, para que haya tren tiene que haber traviesas».
Pastor desveló que «hay algo peor»: el Ministerio de Fomento intentó licitar en la legislatura pasada los contratos para la señalización, alimentación eléctrica y telecomunicaciones, todo ello bajo el formato de financiación público-privada. La operación no llegó a buen puerto porque «el día 16 de agosto de 2011, el Ministerio de Hacienda socialista informó desfavorablemente de la licitación de la vía por colaboración público-privada». Se frustró así una solución en la que su antecesor, José Blanco, llevaba más de un año trabajando.
En la última semana, Pastor ha puesto negro sobre blanco la situación en la que se encuentra el AVE asturiano. Lo hizo comprometiéndose primero a que las vías hasta Pola de Lena sean de ancho internacional, y ahora precisando las inversiones pendientes. Ayer aclaró que ejecutar Lena-Gijón sigue en sus planes, aunque se antoja más difícil de lo esperado. Fomento estimaba inicialmente el asunto en poco más de 1.500 millones, pero ahora, después de año y medio redactando el correspondiente estudio informativo, eleva la previsión hasta los 2.033 millones.
El AVE se bifurca hasta Avilés
El encarecimiento no ha supuesto renunciar al proyecto. Tras comparecer en el Congreso, Pastor presentó la propuesta de redes transeuropeas que su departamento remitió la semana pasada a la Comisión Europea y al Consejo de Europa. La intención de la ministra mejora la oferta defendida en su día por José Blanco, dado que incluye un corredor de alta velocidad que llega a Oviedo y termina en Gijón y Avilés, y otro más que se corresponde al AVE del Cantábrico.
El documento señala igualmente entre los objetivos la consecución de una suerte de AVE de la Vía de la Plata que desde Asturias sigue por el eje León-Zamora-Salamanca-Cáceres. Todo esto queda clasificado como ‘red básica’. Hasta ahora, la nomenclatura utilizada por el ministerio etiquetaba bajo esta fórmula las obras cuya realidad se plantea antes de 2030, quedando en la ‘red global’ las que tienen un plazo hasta 2050.