La bajada selectiva y progresiva del IRPF a partir de 2015, así como la rebaja del impuesto de Sociedades y la eliminación de deducciones, serán los dos ejes fundamentales de la reforma fiscal que está diseñando el Gobierno del Partido Popular con el objetivo de crear un nuevo sistema tributario más simple y equitativo.
El Ejecutivo también quiere que la reforma contribuya a mejorar la situación económica de las familias y que ayude a impulsar la incipiente recuperación de la economía y la creación de empleo.
A la espera del informe encargado al comité de expertos, que debe ser entregado antes de que acabe el mes de febrero, el equipo económico gubernamental tiene ya diseñadas las líneas generales de la reforma, que previsiblemente se presentará en primavera y entrará en vigor el próximo año.
Entre sus objetivos, el de fomentar la creación de empleo, aunque está por ver si incluirá una rebaja de las cotizaciones sociales que pagan las empresas, una circunstancia que estas vienen reclamando desde hace tiempo y que el Gobierno ha ido postergando por el déficit que atraviesa la Seguridad Social.
El Ejecutivo sí tiene previsto cumplir con su compromiso de revertir la subida del IRPF que decretó nada más llegar al poder y que se ha mantenido durante tres ejercicios, si bien parece que lo hará de forma escalonada y con matices.
A este respecto, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha dicho que será un impuesto «completamente nuevo», que no guardará relación con el diseño que tenía en 2011, y ha recalcado que no se trata de devolverlo a como estaba hace tres años porque su configuración variará notablemente.
El ministro quiere que el IRPF sea equitativo, que se contribuya según la renta y la capacidad económica, y que se aproxime a los sistemas fiscales más avanzados de los países del entorno.
Probablemente una de las novedades será el incremento de los mínimos personales y familiares y, la bonificación a las familias numerosas.
Una incógnita es saber si finalmente se suprimirá la desgravación por vivienda con carácter retroactivo, ya que a pesar de que Hacienda ha subrayado que no se eliminará, tal vez puede que se acote el número de beneficiarios en función de la renta.
En cuanto al impuesto sobre Sociedades parece claro que la rebaja de tipos vendrá acompañada de la eliminación de algunas bonificaciones con el objetivo de que el gravamen nominal se aproxime al que realmente se paga, que habitualmente es inferior.
Hacienda es consciente de que las grandes empresas, que deben pagar el 30 %, suelen abonar un tipo de entre el 5 y el 10 %.
Los trabajadores autónomos podrían tener cambios en el régimen de módulos, un nicho de fraude según los expertos fiscales que abogan por determinar su tributación en función de los beneficios reales que obtenga su actividad.
El IVA también se verá afectado por la reforma fiscal, ya que si bien Montoro ha descartado subidas adicionales de unos tipos que «ya están suficientemente altos», sí se está estudiando que algunos productos pasen a cotizar en un tramo superior al actual, un cambio del que el ministro ya ha subrayado que estará exento el turismo.
En este sentido, Hacienda sigue analizando con Bruselas el alcance de la sentencia de hace un año del Tribunal Europeo que obliga a España a elevar al tipo general del 21 % todo lo que no sean medicamentos para el consumidor final y los aparatos y complementos para uso personal y exclusivo de discapacitados.