
El concejal popular Manuel Pecharromán.
«Evidentemente, en la Consejería de Cultura hay una caza de brujas, expedientan al funcionario que encuentra el cadáver en vez de buscar al asesino». Manuel Pecharromán, concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Gijón, que investiga junto a dos de sus compañeros de partido -el diputado Alfonso Román López y la concejala de Oviedo María Jesús Rodríguez- el asunto del hallazgo de casi veinte mil piezas arqueológicas en un zulo de la Campa Torres, actuó ayer de portavoz popular.
La decisión de la Consejería de Cultura de expedientar al arqueólogo Ángel Villa, autor del descubrimiento, por no informar en el plazo de 48 horas a su jefa de servicio sobre lo que había encontrado -sí lo hizo a la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y al Museo Arqueológico de Asturias- ha indignado al Partido Popular.
Pecharromán exige a Cultura, «que reconduzca de manera inmediata el expediente abierto». «Expedientan a Ángel Villa que rescató un patrimonio perdido, expedientan a la directora del Museo Arqueológico que dijo en el Parlamento que no se había cumplido la ley y, si pudieran, expedientarían al fiscal que confirmó que había habido delito, aunque prescrito. El «delito» de estas personas es no ayudar a encubrir los hechos. Esa es la forma de la Consejería de Cultura de entender la democracia y de hacer cumplir las leyes», asegura Pecharromán.
El asunto de la Campa Torres está pendiente de la creación de una comisión de investigación en la Junta General, apoyada con los votos del PP e IU y de la que todavía se desconoce la fecha. En opinión de Manuel Pecharromán, la Consejería de Cultura «ya no tiene ninguna credibilidad, recuerda a la mafia, y no le preocupa que se cumpla la ley y que se protejan nuestros bienes culturales, sólo que los medios de comunicación no transmitan informaciones negativas».
El portavoz del PP añade que «el modelo socialista se hunde en Asturias y sus métodos sólo consiguen indignar a los ciudadanos, a los que les pedimos la colaboración para que nos apoyen en la reivindicación de que se sepa toda la verdad sobre este y otros asuntos».
Pecharromán lamenta, no sin indignación, que una Consejería de Cultura «intente amedrentar a todos los funcionarios y no dude en apartar a los que se resisten a cumplir órdenes inconfesables».