(Artículo de la secretaria general del Partido Popular de Gijón, Isabel Casielles, publicado en La Nueva España).
El parque de Isabel la Católica, el mayor pulmón verde que tenemos en Gijón, vio la luz en 1941, tras el saneamiento de las marismas del Piles. Se resolvía de ese modo un importante problema de salubridad, debido a las charcas cenagosas que había hasta entonces y que infestaban de mosquitos el entorno, y al mismo tiempo se dotaba a la ciudad de un área de recreo para el disfrute de niños y mayores.
Enseguida se plantaron los primeros árboles, pertenecientes a especies de crecimiento rápido y poco exigentes en cuanto a las condiciones del terreno, dado que el actual parque está ubicado sobre suelos pantanosos y de gran salinidad. La profundidad de una parte de las marismas dio lugar a dos preciosas lagunas. Cuatro años después, fueron depositados los primeros patos por particulares y de forma espontánea. Así nació el que los gijoneses conocemos como ‘el parque de los patos’.
A lo largo de estos setenta y tres años, varias generaciones de gijoneses hemos disfrutado de este primer parque público, que ha sufrido diversos cambios: ha ganado superficie, han envejecido los árboles, se han ido sucediendo jardineros que lo cuidaron, ha sido adornado con estatuas, ha tenido un sinfín de animales (flamencos, muflones, ciervos…), se han incorporado nuevas especies vegetales y otras han desaparecido. Hasta aquí todos los cambios eran previsibles. Lo que no estaba en la imaginación de nadie era que tuviéramos que despedirnos de centenares de animales, debido a los ataques de unas nutrias que visitan de noche el recinto.
El Partido Popular fue el primero en dar la voz de alarma y en reclamar una solución a las dos administraciones responsables: Ayuntamiento de Gijón y Gobierno del Principado. Ni uno ni otro movieron un solo dedo, y tuvimos que escuchar incluso a la consejera de Agroganadería decir que era “insólito” que las nutrias devoraran patos, lo que demostró una total ignorancia por su parte.
Hace ya un año que la Comisión Regional para el Estudio del Medio Ambiente del PP, que tengo la satisfacción de presidir y que está integrada por técnicos y biólogos, entre otros profesionales, llegó a la conclusión que la solución pasaba por el traslado de las nutrias, con un sistema no lesivo para estos animales, hasta su hábitat natural.
Ni el Gobierno del Principado ni el del Ayuntamiento de Gijón atendieron nuestra propuesta, que los expertos sí ven como la más lógica y coherente. En este tiempo han muerto más aves y peces –cuyo coste económico se traduce en 14.00 euros- y se han dilapidado otros recursos inútilmente, como los destinados al ‘pastor eléctrico’. Sigue existiendo, por otra parte, el riesgo de que las nutrias provoquen incluso accidentes de tráfico en el entorno, al cruzar la carretera para llegar al parque.
El enfrentamiento partidista que mantienen el Principado (PSOE) y Ayuntamiento de Gijón (Foro) hace que nuestro parque de Isabel la Católica se haya convertido en un ‘supermercado outlet’ para las nutrias. La alcaldesa, que es la responsable máxima de los asuntos de medio ambiente en la ciudad, debería remover Roma con Santiago, como suele decirse, para acabar con un problema que tiene fácil solución. No vale escudarse en una cuestión de competencias. Los gijoneses queremos recuperar ya nuestro parque.