José Luis Rodríguez Zapatero pasará a la historia por acometer el mayor recorte de derechos sociales de la democracia. Nos lo hizo saber a todos los españoles, el pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados. El día anterior conocimos que el máximo dirigente de Estados Unidos, Barack Obama, le había urgido, en una conversación telefónica, a tomar medidas medidas económicas pasar sacar a España de la crisis. Pero fue antes la Comisión Europea la que le había sacado los colores al presidente del Gobierno, dañando la imagen de nuestro país.
El miedo al contagio de la crisis griega llevó a Bruselas a buscar respuestas extraordinarias y, por primera vez, invocó el artículo 122.2 del tratado de Lisboa, que permite a los estados ayudar a un país «seriamente amenazado» o en «circunstancias excepcionales fuera de su control». Los ministros de Economía de la Unión Europea coincidieron en que podemos estar muy cerca de vivir tal situación. Por ello, a principios de semana anunciaron un acuerdo histórico por el que se movilizarán hasta 750.000 millones de euros para proteger a la divisa europea de los ataques especulativos.
Como contrapartida a la puesta en marcha de este mecanismo, los gobiernos de España y Portugal, que se encuentran en el punto de mira de los inversores tras el rescate de Grecia, se han visto obligados a anunciar ahora recortes en el gasto público para acelerar el saneamiento de sus cuentas.
Hace apenas una semana Zapatero había afirmado, tras reunirse con el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, en La Moncloa, que no pensaba acelerar la reducción del déficit para no comprometer el incipiente crecimiento económico. Siete días después, se presenta en el Congreso para explicar cómo piensa recortar otros 5.000 millones en 2010 y 10.000 millones más en 2011.
El Partido Popular lleva mucho tiempo realizando propuestas económicas serias, pidiendo reformas estructurales y un plan de reducción del déficit, pero Zapatero, el mismo que tardó meses en admitir la gravedad de la crisis en España, ha desoído constantemente a Mariano Rajoy. Ahora, una vez que Bruselas tira de las orejas al Gobierno de la Nación, su presidente se atreve a pegar el mayor hachazo contra los derechos sociales de la democracia, un recorte que afecta especialmente a los empleados públicos, a los pensionistas y a las futuras madres.
En su discurso en la Cámara Baja, y después de pegar un ‘zapatazo’ a los derechos sociales, Zapatero pidió “un esfuerzo nacional” para afrontar esta grave crisis económica. Deberia comenzar por él mismo, por su Gobierno, y emprender reformas justas, solidarias y sostenibles, como llevamos tiempo demandando desde el Partido Popular.