Desgraciadamente, es muy probable que la liquidación del astillero Factorías Juliana sea el punto final de una historia de más de cien años de construcción naval en la bahía gijonesa. Estamos, por tanto, asistiendo a un triste capítulo en el declive industrial del municipio y sólo quedan leves esperanzas de que Juliana, sus terrenos e instalaciones, puedan aún pervivir como unidad productiva tras entrar en esta fase del proceso concursal.
La decisión del Gobierno socialista de la Nación, adoptada hace menos de cuatro años, de convertir Juliana (hasta entonces empresa pública) en privada vendiéndola por sólo 2,1 millones de euros a la compañía viguesa Factorías Vulcano, se ha demostrado nefasta. Ya en aquel momento, el Partido Popular de Gijón advirtió de las graves consecuencias que traería esta operación y pidió que el astillero, junto con el resto que pertenecían a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), permaneciera en el sector público vinculado al grupo Navantia. Esta misma propuesta ha sido reiterada en numerosas ocasiones desde el Partido Popular al ser evidente que Vulcano no cumplía las condiciones del contrato de compra-venta, y que la gestión del astillero gijonés se complicaba y empeoraba mes tras mes.
Los culpables de la agonía de Juliana tienen en común su pertenencia a todas las administraciones socialistas y, por lo tanto, son los dirigentes del PSOE quienes tienen que asumir todas sus responsabilidades, empezando por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Fue el Ejecutivo nacional el que dio origen a esta situación cuando decidió vender Juliana y el resto de astilleros no militares de los que el Estado (la SEPI) era titular. Una vez vendido el astillero gijonés al grupo vigués Vulcano, la Administración (SEPI) y Pymar no velaron por el estricto cumplimiento de las obligaciones de esa compra-venta.
Por parte del Gobierno del Principado, fundamentalmente su consejero de Industria, Graciano Torre, se ocultó el rapidísimo deterioro de la viabilidad del astillero gijonés, hasta que la situación derivó en la actual liquidación. Ante este hecho consumado, el máximo responsable del PSOE en Asturias, Javier Fernández, ha reconocido ahora (cuatro años después) que “la adjudicación de Juliana a Vulcano fue un error”, pero no aporta ninguna solución.
Resultan particularmente lamentables la posición y declaraciones de la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, que ha afirmado que “Vulcano no vino a hacer barcos, sino a recalificar los terrenos”. Si esto es así, por qué no se opuso desde el principio a su venta al grupo vigués e impidió, como debía, que el Gobierno de su mismo signo político vendiera un astillero viable a unos especuladores. Además, en una demostración de inconsciencia o frivolidad, la alcaldesa ha manifestado que las explicaciones de Vulcano son “de risa”.
La posible desaparición del sector naval en Gijón es tan grave que requiere explicaciones serias y soluciones urgentes por parte de quienes son sus responsables.
Pilar Fernández Pardo
Presidenta del Partido Popular de Gijón