(EL COMERCIO) En un Estado de Derecho como es el nuestro, debería ser innecesario tener que recordar que la Constitución, Lex Legum, sigue plenamente vigente, que la Ley debe cumplirse y las sentencias de los Tribunales acatarse.
En el marco de la Constitución, una Comunidad Autónoma no puede unilateralmente convocar un referéndum de autodeterminación para decidir sobre su integración en España. Desde la Generalitat se efectúa un particular e imaginativo relato de la historia para hacer valer un pretendido carácter histórico de “nación” y de “estado catalán”.
La realidad histórica es que nunca existió un reino de Cataluña. Ese territorio se unió al Reino de Aragón como Condado de Barcelona, y esa fue la condición que tuvo en todo momento dentro de la Corona de Aragón. Jamás existieron los “Países Catalanes”, ni la “Confederación catalano-aragonesa”, o la “Corona catalano-aragonesa”, que son términos a los que recurre el nacionalismo catalán cuando pretende reescribir la historia, pasándose al género de la ciencia ficción.
De todos modos, esta controversia no es novedosa, pues en el debate constitucional, ya se expusieron las dos posiciones que hoy perviven, es memorable el discurso de Don Manuel Fraga, algunos deberían repasarlo; y por ello se quiso reforzar el concepto de soberanía nacional con calificativos que no ofrecieran dudas: unidad indisoluble y patria común e indivisible.
Los “padres de la Constitución”, aquellos siete ponentes que se encargaron de su redacción, optaron también por configurar un Estado compuesto, dotado de una amplia descentralización política, mediante el reconocimiento del derecho a la autonomía de sus nacionalidades y regiones, lo que derivó en el Estado autonómico actual, dónde cada Comunidad Autónoma participa ya de la soberanía nacional, sin necesidad de pretenderlo por separado, debiendo ejercer dicha soberanía conjunta integrándose dentro del Estado.
Debe quedar claro que Autonomía no es Soberanía, esta idea es la piedra angular de nuestro sistema democrático. Entender de manera distinta esta cuestión es inviable, no obstante, ya hay fecha señalada para la “representación teatral”: el 01-10-2017, pero el fracaso está asegurado a través de diversos mecanismos legales.
El Partido Popular quiere una Cataluña en España y en Europa, no tener que elegir entre ser catalán o ser español, y que el espíritu de concordia que presidió el proceso de la transición política, junto con otros principios como la soberanía nacional, el pluralismo político, el consenso, la libertad, sigan vigentes como herramientas imprescindibles para nuestra convivencia democrática. Estos principios han sido los “culpables” de haber traído a nuestro país la estabilidad que hemos disfrutado los últimos 40 años. Y que se cumplan muchos más.